Recientemente hemos vuelto de una aventura fotográfica única: un trekking fotográfico por el Campo de Hielo Sur.
En esta y en las próximas entradas os explicamos detalladamente la experiencia fotográfica y aventurera que Izzobyo tuvo en este rincón del planeta.
La Patagonia
La Patagonia, paraíso de escaladores y excursionistas, se extiende por la parte más austral de América. El 75% de su superficie ocupa territorio argentino, y el 25% territorio chileno. Al pensar en la Patagonia vienen a la cabeza nombres míticos de parques nacionales de uno y otro lado de la frontera: Torres del Paine, Perito Moreno, Los Glaciares, Bernardo O’Higgins … todos ellos tan espectaculares como populares. Estos parques reciben miles y miles de visitas cada año, pero todavía guardan impresionantes espacios poco transitados que nos maravillan.
Un ejemplo es el Campo de Hielo Sur, que ocupa parte de los PN Torres del Paine y del Bernardo O’Higgins en Chile, y del PN de Los Glaciares, en Argentina. Esta extensión de hielos continentales se sitúa a lo largo de 350 km entre la frontera de Chile y Argentina, en los Andes patagónicos. Después de la Antártida y Groenlandia, es la superficie de hielo más extensa del mundo y de ella nacen 49 glaciares.
El itinerario de esta aventura fotográfica patagónica que os describimos en esta entrada, transita por esta inmensa superficie de hielo, pero también entre exuberante espacios vacíos de vida.
Descripción de la aventura fotográfica
Todo comienza en El Chaltén (Argentina), un pequeño pueblo que fue fundado en 1985 por cuestiones geopolíticas derivadas del conflicto entre Argentina y Chile. Pero estando allí la palabra “conflicto” queda muy lejos: partes hay un ambiente amigable y en cada esquina se respira el espíritu de la montaña: excursionistas cargando mochilas, agencias de expediciones, hostales y bares donde la gente comenta la siguiente ascensión. ..
El nombre de Chaltén se debe a la montaña que domina la región: el Fitz Roy, o Chaltén según los indígenas (en tehuelche significa, “la montaña que echa humo”). El pueblo es el centro logístico de las actividades de montaña de la región, y saliendo desde el mismo pueblo hay un abanico enorme de posibles para hacer excursiones y ascensiones de todos los gustos y niveles.
La forma más rápida de llegar a El Chaltén es volar al aeropuerto internacional de El Calafate. Desde allí, podemos tomar un autobús que en unas dos horas y media nos deja en El Chaltén.
Etapa 1. Río Eléctrico (460 m) – Piedra del Fraile – La Playita (590 msnm) (Argentina)
Duración: 6 horas
Salimos de El Chaltén a las 8.00 de la mañana. No queda rastro del viento de 100 km / h que ha soplado durante toda la noche. Con sol, poco viento y calor, la furgoneta circula por la pista que lleva a la Laguna del Desierto. Justo al puente que cruza el río Eléctrico, unos 20 km al Norte de El Chaltén, la furgoneta se detiene y aparece el nerviosismo pre-aventura. Bajamos de la furgoneta, cogemos las muy pesadas mochilas y empezamos a caminar en dirección Oeste. Luego iniciamos el camino, los nervios se van y aparece el viento que peina el fondo del valle por donde caminaremos durante todo el día.
El viento es intenso (unos 70-80 km / h) pero caminamos dentro de frondosos bosques caducifolios de lenguas y ñires que la amortiguan, y sólo tomamos conciencia de su potencia cuando salimos a algún claro que hace volar alguna gorra mal ligada. El resto del camino es apacible y bien señalizado, con una pendiente ascendente muy suave y cruzando pequeños arroyos que desaguan en el río Eléctrico. Después de caminar dos horas para estos bosques que empiezan a vestirse de otoño, llegamos al refugio de Piedra del Fraile, el último punto ‘civilizado’ de los próximos días.
A partir de aquí el paisaje cambia: los árboles desaparecen de golpe, el valle se abre mostrándonos su grandiosidad, mientras el camino avanza entre esbaldregalls y rocas que nos dificultan el paso. Estamos remontando el valle glacial por el margen derecho del río Eléctrico, y lo hacemos hasta llegar a uno de los puntos singulares del primer día: el río Pollone. A diferencia de los arroyos que nos hemos encontrado en la primera parte de la etapa, el río Pollone es ancho y caudaloso. Hay que prestar mucha atención para cruzarlo, ya que el caudal circulante, la forma redondeada de los guijarros del cauce, y la pesada mochila son elementos desestabilizadores que, muy fácilmente, pueden hacer caernos al río. Y caer en este punto, con el agua muy fría y con nuestra mochila mojada, puede suponer problemas graves de cara a los días siguientes.
Cruzado el río, avanzamos por la vertiente Sur del valle dejando a nuestra derecha el primer lago de los muchos que veremos en el recorrido: el lago Eléctrico. El camino continúa entre grandes bloques de roca hasta que llegamos a La Playita: una gran y apacible llanura de arena cerca del lago. Aquí acampamos, justo debajo de unos acantilados que nos protegerán de los vientos que seguro soplarán del Oeste durante la noche.
Etapa 2. La Playita (590 msnm) – Paso Marconi (1550 msnm) – Refugio Gorra Blanca – Chile (1600 msnm)
Duración: 8 horas
Hoy el día será largo por lo que nos despertamos al amanecer. A las 6.00h ya tenemos el campamento desmontado y la barriga y las mochilas llenas. Iniciamos la marcha bajo un cielo rojo intenso, tan intenso como la pendiente del camino por el que avanzamos en dirección al glaciar Marconi, al pie de la cual llegamos después de una hora de marcha.
Para poder subir al glaciar hay que remontarse una zona con frecuentes desprendimientos de roca y fuerza vertical (algún paso de III grado), este es uno de los puntos más delicados del día. Nos encordado y el guía nos comenta que un par de años atrás el acceso al glaciar era directo y fácil, pero en este tiempo el frente del glaciar ha retrocedido, dejando al descubierto el sustrato rocoso, la morfología erosionada cuyo hace difícil el acceso a la lengua glaciar.
Iniciamos la marcha por encima del glaciar Marconi y continuamos nuestra progresión en dirección al Paso Marconi. El primer tramo sobre el glaciar es fácil y suave: el hielo está cubierto por una importante masa de esbaldregalls que permiten avanzar sin el uso de crampones. Pero pasada una media hora la pendiente se intensifica y con él aparecen las primeras grietas profundas y los seracs. Es un tramo delicado y hay que prestar mucha atención a las grietas y los aludes que proceden de las muchas glaciares colgadas y de las cascadas de seracs que se suceden a ambos lados. Bajo la constante mirada de la Aguja Pollone, evitando las profundas grietas y escuchando los chasquidos de los incansables aludes, conseguimos remontar los 800 metros del glaciar: llegamos al Paso Marconi (1550 msnm), nuestro punto de entrada al Campo de Hielo Sur .
Desde aquí decidimos ir al Refugio Gorra Blanca; aunque para llegar nos desviamos cerca de una hora de nuestro itinerario, los fuertes vientos que se prevén durante la noche hacen que ésta sea la opción más razonable y segura.
El refugio es confortable: cuenta con 6 literas, mesas, utensilios de cocina y, lo que es más importante, nos permite despreocuparnos de los vientos y nevadas de la noche y dormir plácidamente.
Etapa 3. Refugio Gorra blanca (1.600 msnm) – Circo de los Altares (1.350 msnm).
Duración: 6 horas
Salimos del refugio temprano en dirección Sur, con los crampones ya puestos e inmersos en pleno Campo de Hielo. El día es especialmente frío y el viento del Oeste lo intensifica aún más. Empezamos a caminar bien abrigados mientras deshacemos, durante poco menos de una hora, los pasos del día anterior.
Este primer tramo es fácil, avanzando por la suave pendiente descendente del glaciar. Poco a poco dejamos atrás el Paso Marconi, mientras los vientos que lo atraviesan abren grietas en las nubes entre los que podemos ver los imponentes cumbres que bordean el cuello.
Continuamos caminando sobre el hielo y llegamos a una zona prácticamente horizontal donde las grietas aumentan en densidad y profundidad. Las nevadas de las noches anteriores esconden las grietas más estrechas, una situación de riesgo que minimizamos haciendo dos cordadas. La disposición de las grietas nos hace avanzar muy lentamente: no podemos ir en línea recta, tenemos que sortear las grietas y seguir los tramos donde el hielo está suficientemente consolidado.
A las tres horas de marcha el viento se calma, desaparece la niebla y el sol aparece. Al Oeste se nos abre un mar de hielo inmenso donde todos los blancos y azules están presentes, un paisaje donde cielo y tierra se abrazan en un irreconocible horizonte salpicado por las montañas del Cordón Mariano Moreno.
Ante este paisaje inmensamente blanco decidimos descansar: nos sentamos para alimentar el cuerpo y el alma, y aquí entendemos lo que dicen de los esquimales, que ponen diferentes nombres en color blanco. Todo es blanco, pero a la misma vez hay tantos matices …
Retomamos la marcha, nuestra atención se centra de nuevo en cada paso que hacemos para minimizar el cansancio y evitar caídas en las grietas que parecen no tener fondo. Finalmente nos acercamos hacia el pie de la cordillera que nos queda en el Este y buscamos un espacio para acampar.
La pendiente es pronunciada por el que construimos un par de muros y terrazas para plantar las tiendas. Una vez montadas llamamos por teléfono satélite a El Chaltén para que nos informen de la meteorología del día siguiente. Hay previsión de viento intenso y fuertes precipitaciones en forma de nieve, por lo que acordamos quedarnos al día siguiente en el mismo campamento.
En la próxima entrada seguiremos con la descripción del itinerario de esta aventura fotográfica.